3 de diciembre………………y entonces sucedió que………………………
…………………..1976 no estaba resultando un año fácil de gobernar para el primer ministro de Jamaica, Michael Manley, del Partido Nacional del Pueblo, a pesar de dirigir el país caribeño, con mayoría absoluta, desde las elecciones celebradas, hacía ya cuatro años, en 1972.
La convocatoria a urnas, cada vez más cercana, había tensado aún más si cabe las deterioradas relaciones entre los dos partidos mayoritarios, el ya aludido PNP (Partido Nacional del Pueblo) de claro signo socialdemócrata y el Partido Laborista de Jamaica (PLJ) encabezado por Edward Seaga, de corte conservador, llevándolas a extremos irreconciliables, en un clima cargado de violencia y de una exasperación irrespirable.
Las calles de las principales ciudades de la isla, desde Kingston, la capital, hasta la Bahía de Montego habían dejado de ser seguras. La periodista londinense Vivien Goldman, que trabajaba como agente de relaciones públicas de la discográfica Island Records en Jamaica, siguiendo al grupo Bob Marley & The Wailers, en una de sus crónicas escritas señalaba por aquel entonces; -“La gente se muestra cada vez más desesperada y violenta. La isla parece más un arsenal, todo el mundo lleva armas”-.
En el mes de junio, el gobierno, ante los constantes enfrentamientos entre bandas armadas y el incremento de los delitos de sangre, decretó el “estado de emergencia nacional”, una medida ciertamente impopular, que si bien paliaba de alguna forma la crisis social habida, tan bien es cierto que tuvo consecuencias negativas en el sector turístico durante los venideros meses de verano.
Las elecciones además habían despertado el interés internacional de la socialista isla caribeña de Fidel Castro en clara sintonía con el gobierno socialdemócrata de Manley que hacía ya dos años, había efectuado un viaje oficial a La Habana, así como del gobierno de Washington, del nuevo presidente estadounidense Jimmy Carter, elegido desde el pasado día 2 de noviembre, que esperaba un triunfo del conservador Seaga.
Y entre esos dos mares, moviéndose en el indómito mundo de la neutralidad política, se encuentra la estrella del reggae, Bob Marley que a sus treinta y un años, se había erigido en todo un líder espiritual al que veneraban los casi dos millones de habitantes que por aquel entonces tenía la isla. Ambos candidatos buscaban un guiño cómplice de su parte que les brindara esa baza electoral. Pero el cantante no estaba por la labor de hacer campaña a favor ni de uno ni de otro, buscando siempre mostrarse imparcial e incluso distante de los asuntos de estado, haciendo buena la frase del poeta inglés Lord Byron, que señalaba que –“La consecuencia de no pertenecer a ningún partido será que los molestaré a todos”-.
El presidente no obstante, como forma de detener el incesante incremento de violencia a la que estaba siendo sometida la isla entera, solicitó la participación del cantante para ofrecer, de manera altruista y desinteresada, un concierto, previsto para el domingo 5 de diciembre, en el “Parque de los Héroes Nacionales”, de la capital, al que se llamó “Smile Jamaica” (Sonríe Jamaica) y que el rastafari de buena gana aceptó, con el firme propósito de promover la paz y la reconciliación entre sus gentes.
Una vez fue publicitado el aludido evento contando con la participación estelar de la estrella jamaicana, el presidente en un hábil giro de intereses partidistas, anunciaba el adelanto de las elecciones para el miércoles 15, del mismo mes de diciembre, tratando de asociar ambos acontecimientos (que fue lo que muchos acabaron interpretando).
Todas las noches, desde entonces, en el número 56 de Hope Road de Kingston, el domicilio de Bob y Rita Marley, el grupo se reuniría para ensayar los temas previstos para el concierto. Allí, y principalmente durante las horas de la noche, las coristas del grupo, Judy, Marcia y Rita, las llamadas “I Threes”, junto con Bob, los hermanos Barret (Aston y Carlton), Junior, Al, Tyrone, Alvin y Earl, fueron dando cuerpo a las nuevas canciones que configurarían el álbum para la anunciada gala benéfica.
Y entonces sucedió que, dos noches antes del concierto, el día 3 de diciembre, como hoy, de hace cuarenta y un años, mientras el grupo realizaba una pausa para reponer fuerzas, dos automóviles de color blanco aparcaban en la puerta del citado domicilio, bajando del mismo un grupo de hombres armados. La casualidad (o quizás algo más que una simple eventualidad) quiso que justo en esos momentos no se hallasen en la entrada, el servicio de seguridad, que de manera permanente, custodiaba el acceso a la vivienda.
Una vez allí, un primer grupo de tres hombres rodeaba la propiedad, mientras que un segundo grupo de cuatro pistoleros se dirigían hacia el interior del mismo, dándose de bruces con Rita (la mujer de Bob) a la que, sin mediar palabra alguna, disparaban un tiro en la cabeza. En la cocina, preparándose algo y charlando animadamente se encontraban el cantante, su amigo Lewis Griffith y el que por aquel entonces era manager de Marley, Don Taylor, sobre los que abrieron fuego indiscriminadamente.
Milagrosamente y a pesar de los casi noventa disparos que efectuaron en aquellos largos e interminables cinco minutos, no acabó resultando herido de gravedad ninguno de ellos. La bala que habían disparado sobre Rita Marley quedó alojada entre el cuero cabelludo y el cráneo. Don Taylor a pesar de recibir cinco impactos de bala, uno de ellos en la misma base de la columna, saldría indemne del ataque, igual que el amigo del rastafari, Lewis, que a pesar de sufrir un disparo en el abdomen y tras una primera cura de urgencia, quedaba descartada una mayor gravedad. La bala, que uno de los asaltantes había dirigido hacia el mismo corazón de Bob Marley, acabaría rozando su pecho e impactando contra su brazo izquierdo.
A pesar del ataque sufrido, el concierto se llevó a cabo, tal y como estaba previsto, dos días más tarde, el domingo 5 de diciembre, bajo unas estrictas medidas de seguridad.
Al finalizar el mismo, tras cerca de una hora de actuación, Bob Marley cediendo el micro, se sitúa frente a la entregada audiencia subiendo la manga izquierda de su camisa de color marrón, desabrochando asimismo varios botones, señalando con el índice de su mano derecha los impactos de aquellas balas, que si bien no dañaron físicamente su corazón si hirieron de muerte su alma. Bob Marley tras aquel ataque dejó Jamaica y se mudó a Londres, donde acabaría grabando su álbum “Exodus” (que podría bien traducirse por éxodo, huida, emigración, traslado, expatriación).