Y…..DENUNCIARON A «DIOS».-

 

17ENERO2018
17 de enero……………..y entonces sucedió que……………………….
………………el triunfo de la revolución bolchevique (proletaria y socialista) propiciada en octubre de 1917, trajo consigo la formación del llamado gobierno de los sóviets, (asamblea de trabajadores, campesinos y soldados) al que se denominó, consejo de comisarios del pueblo, que acabaría dirigiendo, como presidente, Vladimir Lenin. El nuevo vocablo “comisario” fue nominalmente utilizado por Trostsky para desmarcarse del anterior término burgués, ministro.
Como comisario de instrucción pública, fue nombrado Anatoli Lunacharski, de cuarenta y un años, nacido en la ciudad ucraniana de Poltava (un puesto que acabaría desempeñando durante los siguientes doce años, hasta 1929). Como titular, al frente del referido comisariado, fue el encargado de impulsar, entre otras medidas, la reforma del sistema educativo y la alfabetización de la sociedad, el fomento del movimiento artístico y cultural, la realización del primer censo estatal y el controvertido juicio del estado soviético contra Dios, al que acusaron formalmente, de “crímenes contra la humanidad”, en enero 1918.
La expectación fue enorme. El juicio contó con todos los elementos imprescindibles para poder impartir justicia, como en cualquier juicio ordinario. El “reo” ocupó su lugar en el banquillo de los acusados, representado por una Biblia, asistido por los letrados que el estado bolchevique dispuso para ejercer su defensa. Los fiscales presentaron una ingente cantidad de pruebas en su contra, entre los que se podían encontrar con testimonios históricos, mientras que la “defensa” pidió su libre absolución, alegando ciertos desarreglos psíquicos.
Durante cinco horas se debatió sobre la culpabilidad o inocencia del procesado, y tras estas, un veredicto de culpabilidad, leído por el mismo presidente del tribunal popular, Anatoli Lunacharski, en el que se establecía la condena del reo de “morir fusilado” el mismo día siguiente, sin posibilidad de presentar alegaciones al respecto, ni recurso alguno, ni posibilidad de aplazamiento.
A las seis y media de la mañana, del día 17 de enero, como hoy, de hace cien años, un pelotón de fusilamiento se dispuso a ejecutar la sentencia condenatoria, disparando cinco ráfagas de artillería hacia el cielo de Moscú.
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En 1929 Lunacharski cesó en su cargo como comisario de instrucción pública para ser nombrado representante de la Unión Soviética en la Sociedad de Naciones, y tres años más tarde, fue elegido por Stalin para ocupar la embajada soviética en España (un cargo del que no llegaría a tomar posesión, al fallecer mientras se encontraba en Menton, Francia, cuando se dirigía hacia España).
No sería esta sin embargo la única denuncia interpuesta, a lo largo de los años, ante unos juzgados contra Dios nuestro Señor. En 2005, un preso rumano de la cárcel de Timisoara, Pavel Mircea, condenado por un delito de asesinato a una pena de veinte años de prisión, solicitó formalmente se abriera contra Dios, con domicilio en el cielo, y  representación en la Tierra, por parte de la iglesia ortodoxa rumana, proceso judicial por los delitos, entre otros, de abuso de autoridad, cohecho, encubrimiento, estafa y tráfico de influencias, ya que, según alegaba, Dios no le había protegido lo suficiente de la tentación maligna del diablo en su acto, causante en definitiva de la condena interpuesta en su contra, al considerar que el Todopoderoso, en cierta forma había incumplido su parte del “contrato firmado entre ambos” en forma del bautismo recibido en su día, según el cual, aquel se comprometía a “librarle de los pecados” a cambio de las oraciones, que por el contrario, afirmaba le seguía dispensando.
La denuncia acabaría siendo archivada en 2007, ante la imposibilidad de juzgar al demandado al no constituir legalmente personalidad física ni jurídica alguna, ni poseer domicilio conocido a los efectos de remitirle las correspondientes notificaciones.
Ese mismo año de 2007, el 14 de septiembre, el senador por el estado de Nebraska, Ernie Chambers, presentaba demanda judicial contra Dios, en la Corte del distrito de Douglas, acusándole de ser el responsable directo de provocar “nefastas catástrofes”.
                                                        senador
La demanda del longevo senador (de ochenta años) obedecía más bien a una forma de protesta y una manera de llamar la atención pública ante la decisión del juez Jeffre Cheuvront en el juicio celebrado en octubre de 2006, en el distrito de Lancaster, por haber admitido a trámite la solicitud del abogado defensor del joven de 31 años, Pamir Safi, en un delito por supuesta agresión sexual, en el que su patrocinado manifestaba haber mantenido relaciones sexuales consentidas con una joven de 21 años, a la que había conocido la noche anterior en un bar.
La joven, Tory Bowen, decía haber amanecido sin recordar nada de lo sucedido como consecuencia de la ingesta de alcohol, interponiendo la correspondiente demanda por agresión sexual, al señalar que su voluntad se encontraba anulada por el licor y por lo tanto, aquella relación carecía de su consentimiento. El abogado había solicitado que durante aquel juicio no fueran utilizados términos como “violación”, “agresor”, “víctima” y delito de “agresión sexual”, en tanto no se determinase el alcance del consentimiento prestado por la joven.
 La demanda del senador acabaría siendo archivada. 
Y es que, a veces, -“Una justicia llevada demasiado lejos puede transformarse en injusticia”-. [François-Marie Arouet (Voltaire)].
 

 

 

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