………………………corría el año 1994, cuando se celebraban en el Cobo Arena de Detroit, en el estado de Michigan, los campeonatos americanos de patinaje artístico. Al referido evento acudían dos patinadoras que llevaban varios años compitiendo al más alto nivel, Tonya Harding de veintitrés años y Nancy Kerrigan de veinticuatro. La rivalidad entre ambas se había intensificado desde aquellos campeonatos americanos de 1991, en el que Tonya había asombrado al mundo realizando un «triple salto Axel», el segundo en toda la historia del patinaje artístico femenino, dos años después del realizado por la Japonesa Midori Ito.
El susodicho salto, que recibe el nombre de su inventor, el patinador noruego Axel Paulsen ejecutado durante los campeonatos de Viena de 1882, está considerado el más difícil de realizar. Unos meses más tarde, durante los campeonatos mundiales de Munich de 1991, Tonya volvería a ejecutar el “triple Axel”, aunque, en esta ocasión, no le serviría para llevarse el oro, que fue a parar a la californiana Kristi Yamaguchi (si bien, el aludido salto quedó en la retina de todos los aficionados de este deporte y que podemos visionar, en uno de sus entrenamientos, en el siguiente enlace, https://youtu.be/C_Bj6i9RDp0).
En ese mismo campeonato mundial, celebrado en Alemania, se dio la curiosa circunstancia que las tres primeras del torneo muniqués, la medalla de oro (Kristi Yamaguchi), plata (Tonya Harding) y bronce (Nancy Kerrigan) pertenecían a un mismo equipo, el de los Estados Unidos.
Retirada la californiana Kristi Yamaguchi en 1993, tras dos oros consecutivos en 1991 y 1992, las carreras de las otras dos patinadoras parecían haber entrado en un punto de inflexión antagónico, puesto que mientras Nancy Kerrigan en cada evento superaba sus puntuaciones, escalando puestos y obteniendo en sus actuaciones mejores resultados, (en el 91 medalla de bronce, plata en el 92 y oro en el 93), no parecía suceder lo mismo con Tonya Harding, que veía, aquel año de 1991, como el principio del inicio de su declive, por lo que aquellos campeonatos de Detroit, cuyas dos primeras plazas otorgaban acceso directo para los Juegos Olímpicos que se iban a desarrollar un mes más tarde en la ciudad noruega de Lillehammer, se habían convertido en algo más que una simple prueba.
Durante los entrenamientos previos a la competición, las patinadoras realizaban sus ejercicios en la pista de hielo del entonces llamado Cobo Hall (actual Cobo Center) de Detroit. Allí, podía verse a las participantes concentradas en la preparación de sus actuaciones, ajenas, aparentemente, al ruido mediático que aquella rivalidad había creado. El fulgurante ascenso de la patinadora de Massachusetts, Nancy Kerrigan, junto con su encanto personal, la habían convertido en la favorita de los aficionados.
El Jueves 6 de enero, al acabar su programa de ejercicios, Nancy se dirige por uno de los pasillos hacia los vestuarios, cuando de entre las personas que acompañaban a los cámaras y el personal que seguía a las atletas, se abalanza sobre ella un hombre corpulento, armado con un instrumento romo de color negro (una especia de maza), descargando la misma con furia, de un golpe fuerte y contundente, sobre su rodilla derecha, huyendo nervioso rápidamente del lugar (impactando contra los cristales de una puerta en su fuga), dejándola allí, dolorida, siendo aquellos momentos posteriores de desconcierto y confusión, recogidos por las cámaras que seguían los momentos previos al torneo y que aquí podemos visionar https://youtu.be/voUMQrLy_uY.
La agredida no pudo participar en aquel campeonato americano, pero la organización del mismo, la “Asociación Norteamericana de Patinaje Artístico” viendo que el ataque no había dañado seriamente la rodilla y que el tiempo de recuperación previsto permitía poder estar presente para los Juegos Olímpicos del 12 al 27 de febrero, en Noruega, decidió incluirla en el equipo.
Las investigaciones policiales acabaron identificando al sujeto agresor, un vagabundo de veintidós años, Shane Stant, que durante los interrogatorios, tres semanas más tarde, confesaría la autoría del mismo, así como su relación con Jeff Gillooly, el ex marido de Tonya Harding (divorciados durante el año anterior y que al parecer habían vuelto a reconciliarse recientemente), que le habría llegado a ofrecer, a través de Shawn Eckardt, el guardaespaldas de la patinadora, la cantidad de seis mil quinientos dólares por romperle las rodillas a su rival.
Y entonces sucedió que, el FBI, el 24 de enerode 1994, como hoy, detenía al marido de Tonya, que acabaría confesando la trama y conspiración, con el objetivo de apartar del campeonato americano y de los Juegos Olímpicos posteriores a la rival de su mujer, facilitándole para ello, toda la información necesaria para poder acceder hasta aquella, señalándole el pasillo concreto donde debía producirse el ataque, así como favorecer su posterior huida, disponiendo para ello de un coche, cuyo conductor, identificado como Derrick Smith, le esperaría a la salida del recinto deportivo. En su confesión llegó a afirmar que su mujer era conocedora de aquel plan, del que había incluso dado su visto bueno, durante el pasado mes de diciembre, después de haber obtenido unos pésimos resultados en los campeonatos celebrados en Japón, mientras que su rival, Kerrigan, había vuelto a destacar (Tonya negó tener si quiera conocimiento sobre estos planes).
En los mencionados Juegos, Nancy Kerrigan, a los que había llegado en perfectas condiciones físicas, realizó una soberbia ejecución que le sirvieron para alzarse con la medalla de plata. Su cada vez más cuestionada rival, y sospechosa de haber urgido aquel plan maquiavélico salió a pista con mucho retraso sobre el horario previsto, por problemas con los cordones de sus patines, solicitando de los jueces una segunda actuación, que le sería concedida, pero que no le serviría para mejorar la octava plaza conseguida. Todos los hechos resumidos en siete minutos en este enlace, https://youtu.be/ms5Xk2vobiM.
Meses más tarde, la Federación Americana de Patinaje Artístico suspendía a Tonya Harding de por vida, declarándola además persona non grata, comenzando su declive profesional y personal (en la siguiente fotografía Tonya Harding en la actualidad).
En diciembre de 2017 se estrenó la película “Yo, Tonya”, que llegará a nuestras pantallas el próximo día 23 de febrero y del que aquí dejamos el tráiler de la misma, https://youtu.be/gHL8-df8yAs,
-“Los hombres no son castigados por sus pecados, sino por ellos mismos”-. Elbert Hubbard.