SOLANO, EL VENEZOLANOSKI

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23 de febrero………………………..y entonces sucedió que……………………
………………entre los días 23 de febrero al 5 de marzo de 2017, se celebraba, en la ciudad finlandesa de Lahti, el quincuagésimo segundo (52) Campeonato Mundial de Esquí Nórdico, los séptimos organizados en esta misma ciudad finesa (1926, 1938, 1958, 1978, 1989, 2001 y los ya mencionados de 2017).
El jueves 23 de febrero, salía como participante en la prueba de “esquí de fondo” un venezolano de veintidós años, Adrián Solano, invitado por la Federación Internacional y reclutado, un año antes, por el seleccionador de su país, César Augusto Baena, al que el joven conmovió por su afán de superación, y al que conoció en unas conferencias que impartía en la ciudad de Maracay, en el estado de Aragua.
En uno de los parques de la ciudad, donde la temperatura media anual alcanza los 26 ºC, observa como el joven, que trabaja de cocinero en un puesto de hamburguesas, se entrena con unos esquís de ruedas sobre asfalto (los conocidos como rollerski) con los que el mismo seleccionador había conseguido el récord del mundo Guinnes al haber realizado la mayor travesía (más de dos mil doscientos kilómetros) desde Suecia a Noruega en 2012, proponiéndole, tras una breve conversación, incorporarse como miembro a la selección, y dado que el joven no ha tenido contacto con la nieve todavía, ir en enero hasta Suecia para aclimatarse a la misma y llegar en condiciones óptimas al referido campeonato.
De esta forma, sobre el ardiente asfalto de Maracay, Adrián Solano practica a diario hasta el aludido mes de enero, cuando se embarca rumbo hasta Suecia (lugar de concentración de la selección venezolana), haciendo escala previamente en la capital francesa. Al aeropuerto internacional Charles de Gaulle llega el día 19 de enero, siendo retenido durante cerca de seis horas, por las autoridades francesas que no creen la versión ofrecida por aquel muchacho, que procedente desde Venezuela, con tan solo veintiocho euros en sus bolsillos, dice ser miembro de la selección venezolana de esquí, de un campeonato que se va a celebrar durante el mes siguiente. Y a pesar de llevar encima una carta remitida por el mismo entrenador en la que detallaba, entre otros asuntos, que el portador de la misma tenía cubiertos sus gastos de manutención en el referido país de destino, la gendarmería francesa de inmigración procede a su retención, siendo hospedado en un hotel de París hasta la celebración de un juicio, en el que doce días más tarde, se determinaría su repatriación, al ser acusado formalmente de intentar establecerse en Francia de manera ilegal, escapando de una crisis de carácter económico que afectaba a su país de origen, inventando para ello, la argucia de ser un atleta de los juegos de invierno sin haber llegado a pisar nunca la nieve, como había llegado a reconocer.
Para poder regresar tuvo que pedir ayuda a la cancillería venezolana que le sufragó los gastos del billete necesario de vuelta, realizando formalmente una protesta ante las autoridades galas.
Tras este fallido intento de ida y de una más que frustrante venida, patrocinado por un empresario, que tras conocer su historia había llegado a recaudar cerca de cuatro mil euros, para facilitar  su viaje hacia Finlandia, el esquiador venezolano, se preparaba aquel jueves día 23 de febrero, de un día como hoy, para participar en la prueba de esquí de fondo, siendo aquella, la primera vez en toda su vida que tenía contacto con la nieve.
Nada más iniciarse la misma, el venezolano, que porta el peto con el dorsal número 1, hace un gesto un tanto cómico, de desequilibrio, más propio de alguien menos ducho, en aquellos menesteres, que un verdadero esquiador de élite. Es consciente entonces que todas las horas dedicadas en su Maracay natal, sobre aquellos patines de ruedas, no tienen nada que ver con deslizarse sobre el frío elemento, arriba de aquellas tablas resbaladizas, en donde mantener el equilibrio es ya de por sí, ardua tarea.
Pero él ha venido, ante todo a aprender más que a competir y aunque en la primera prueba llega a irse al suelo infinidad de veces, su determinación le lleva, con un estilo “muy particular”, a seguir compitiendo. Llegó en el puesto ciento cincuenta y seis, de los 156 participantes que competían, realizando un registro de treinta y ocho minutos, (veintidós minutos más que el vencedor de la prueba, el británico James Clugnet, que completaba la misma con un tiempo de dieciséis minutos y treinta segundos).
En el siguiente enlace, un resumen, de poco más de dos minutos, de la actuación de Adrián Solano https://youtu.be/obCnxrL8Bts.
El New York Times fue contundente al respecto de aquella participación, con el titular que le dedicaba en su sección de deportes al día siguiente, denominándole –“El peor esquiador del mundo” –.
Y es que, en definitiva, Solano solo había puesto en práctica lo que dijo en su día el escritor y guionista italiano Donato Carrisi,
 – “La vida es solo una larga serie de primeras veces” –.

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