EL ORIGEN DE LOS MOSSOS D’ESQUADRA.

 

24aprile

29 de abril…………………….y entonces sucedió que………………………

………………la decadencia de la casa de Austria, coincidiendo con el nacimiento del último de sus monarcas, en 1661, Carlos II, al que acabarían llamando el “hechizado” se trasladó no solo al ámbito de la política, sino a otras esferas, como la económica y la social, manifestándose esta última en una situación de inseguridad ciudadana como consecuencia de la existencia de bandas armadas de ladrones, forajidos y salteadores de caminos, que llevaron al mismo Virrey de Cataluña, Francisco de Moura Corterreal dos años más tarde, en 1663 a emitir un edicto por el que hacía un llamamiento para que se persiguiera a estos malhechores armados con arcabuces, que actuaban por las villas, caminos, montañas y lugares donde había población, con total impunidad.

Pero la captura de estos forajidos era tarea complicada al refugiarse en las montañas y en zonas de difícil acceso, donde resultaba muy difícil aproximarse sin ser descubiertos desde la lejanía. La situación no mejoraría, declarada la mayoría de edad del monarca en 1675. No había seguridad alguna, no ya únicamente en las apartadas zonas rurales, sino en los pueblos y hasta en las grandes ciudades.

Estos grupos armados, presentándose en ocasiones en gran número, comenzaron a irrumpir en el interior de los hogares de sus víctimas, que previamente habían sido seleccionadas, robando, saqueando, violando, e incluso en ocasiones llevándoselas como rehenes para solicitar posteriormente cuantiosos rescates. A veces algunos de aquellos, mediante el uso de disfraz de mendigo, peregrino o fraile, durante días, a la señal convenida colaboraban con estos violentos grupos, que parecían convivir al margen de la ley.

Los justicias de algunas localidades, reconociendo su impotencia, para poder poner freno a estos indiscriminados ataques, se vieron obligados a transigir, mediante el acuerdo de un pago, a modo de tributo, que se realizaban en días determinados a cambio de recibir la garantía de no resultar agredidos. Tributo que fue aumentando hasta tornarse insoportable.

Fue entonces cuando en 1690, un tratante de ganado de la localidad tarraconense de Valls, Pedro Antonio Veciana y Rabassa, decidió hacer frente a aquellas peligrosas gentes, comenzando a reclutar un grupo de veinticinco jóvenes, escogidos entre los más robustos, valientes y aguerridos de la localidad de Valls y sus pueblos limítrofes como Masmolets, Alió, y La Riba, entre otros, “con el objetivo de recorrer los pueblos y caminos, descubrir, perseguir, y prender a los delincuentes, gente mal entretenida y  vaga, para tranquilidad de los honrados habitantes”, siendo conocidos desde entonces como los “Mozos de Veciana” (Mossos de Veciana, o los Mossos de Valls), corriendo a su cargo los gastos referentes al mantenimiento de los mismos, incluidas las armas  y los uniformes que comenzaron a utilizar.

El número de miembros de estas escuadras aumentó en 1705 a cuarenta, siendo seis años más tarde, en 1711 de nuevo incrementada su composición hasta llegar hasta los cincuenta mozos, desarrollando unas actuaciones notables, con prudencia, valor y astucia, extendiendo su fama y buen hacer por toda la provincia de Tarragona, causando el mismo terror en aquellos grupo de malvados que otrora estos mismos malhechores habían causado entre sus pacíficos habitantes.

Fueron precisamente durante estos años, entre 1701 y 1711, cuando se desarrolló la «Guerra de Sucesión Española», un conflicto que se originó tras la muerte de Carlos II, el “hechizado”, sin descendencia, entre Felipe de Anjou, nieto del rey de Francia, Luis XIV (que acabaría imponiéndose bajo el título de Felipe V, primer rey de la dinastía Borbón) y el archiduque Carlos de Austria, que tendría doble consideración, la de ser por una parte, una guerra de carácter internacional y por otra una guerra civil al apoyar al candidato francés los territorios de Castilla y al archiduque de Austria los antiguos territorios de la Corona de Aragón y Cataluña.

Felipe V, para acabar con aquellos grupos insurgentes de remanentes austricistas que todavía luchaban por la candidatura del archiduque, creaba en 1719, unas compañías de fusileros, que complementarían a aquellos Mozos de Veciana, dándoles el nombre de  “fusileros de montaña”, término que sin embargo no llegaría a propagarse entre la población, los justicias y los propios bandidos, más acostumbrados a referirse a estos como los Mozos de Escuadra, utilizando para darle mayor realce los tres colores de la casa Borbón (azul, rojo y plata).

El 29 de abril de 1729, de un día como hoy, de hace por tanto doscientos ochenta y nueve años, Felipe V, institucionalizaba oficialmente los Mozos de Veciana, los Mozos de Escuadra, un cuerpo policial que iría creciendo paulatinamente  en efectivos y en su composición hasta alcanzar el centenar de miembros y en el año 1774, recibir una mayor aportación por parte de los ayuntamientos para el sostenimiento de los Mozos, implantando el denominado impuesto de escuadras.

Sería el nieto de Pedro Antonio, Felipe Veciana Osset, que dirigirá los Mossos desde 1763 a 1798, quien llegaría a afirmar, -“No se mueve ni una sola hoja de un árbol malo sin que yo no lo sepa al instante. No lo duden”-.  

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