LOS HABITANTES DE LA ISLA PROHIBIDA

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4 de enero……………………………y entonces sucedió que……………………………

…………con apenas setenta y dos kilómetros de largo por ocho de ancho y situada en pleno Golfo de Bengala, en el conocido archipiélago de Andamán y Nicobar, situada  a más de mil kilómetros al Este de la India (de la que depende administrativamente), se encuentra la isla “Sentinel del Norte”, también conocida como la «isla prohibida», un islote de azules aguas cristalinas, que bañan una serie de playas de arena blanca y fina y que cuenta con una frondosa jungla en su interior, que constituiría, sin duda, un islote paradisíaco si no fuera por quienes la habitan, una recóndita y enigmática tribu de la que se tienen muy pocos datos sobre sus costumbres.

Con sus cerca de sesenta mil años de existencia y completamente aislados del mundo moderno, con el que apenas han tenido contacto alguno, constituyen una de las tribus más antiguas que habitan el planeta, de la que se desconoce aspectos como el idioma que hablan o cuantos miembros llegan a conformarla, que según datos estimativos, podrían ser entre cincuenta y un máximo de cuatrocientos individuos, de piel oscura.

Sí se tiene constancia sin embargo, que son un pueblo de cazadores recolectores, que no conocen la existencia del fuego, especialmente diestros en el uso de las armas, como arcos y flechas, y que son especialmente hostiles con quienes intentan aproximarse a sus costas. El veneciano Marco Polo, ya en el siglo XIII se refería a estas gentes como un «pueblo cruel y violento que mata y practica el canibalismo con los extranjeros que a sus tierras se atreven a acercarse».

De la agresividad, de la que hacen gala, viene corroborada por multitud de testimonios que así lo atestiguan, no resultando demostrado el fenómeno de la antropofagia como práctica habitual de este enigmático pueblo. Quizás esta fiereza mostrada se haya visto intensificada a raíz de los acontecimientos que tuvieron lugar a finales de 1880 cuando el oficial británico, Maurice Vidal Portman, era enviado, con tan solo diecinueve años de edad, para realizar un estudio sobre aquellas islas que constituyen el archipiélago de Andamán, en calidad de administrador colonial británico, al constituir la India, por aquel entonces, una parte de su imperio.

Al parecer el aludido navegante no tuvo mejor idea que secuestrar a seis individuos (dos ancianos y cuatro niños que paseaban por la playa) y llevarlos por la fuerza al barco a fin de realizar una observación directa sobre aquellos, falleciendo los mayores, probablemente como consecuencia del contagio de alguna bacteria o virus sobre la que no tenían defensa alguna. Intentando apaciguar los ánimos de aquellos habitantes, devolvió a los cuatro niños cargados de presentes para el resto de la tribu.

Pero aquel fracaso probablemente repercutió negativamente en el ánimo de la llamada «tribu perdida» que desde aquel instante se volvió más agresiva, atacando a quien osase simplemente acercarse y poner un pie en aquella isla.

Noventa y cuatro años más tarde de aquel suceso, en 1974, un equipo de rodaje de National Geographic decidió realizar un documental sobre aquellos misteriosos habitantes, que nada más desplegar sus equipos, fueron atacados sin miramientos, hiriendo al director en su muslo izquierdo con una certera flecha, provocando con ello presurosamente su huida de aquel lugar.

El tiempo no apaciguaría los ánimos de aquellos pobladores, que cuando en la noche del 2 de agosto de 1981 veían encallar al carguero Primrose en uno de los arrecifes de coral que rodean la isla, no dudaron en reunir troncos comenzando a construir pequeñas embarcaciones para dirigirse hacia aquel barco, amenazando con atacar a su tripulación, que presa del pánico viendo la actitud hostil mostrada por aquellos, pidieron por radio rápidamente ayuda, siendo rescatados milagrosamente en helicóptero, que de igual manera, acabaría siendo atacado con lanzas y flechas al sobrevolar la costa.

Una de las pocas personas que a lo largo de la historia ha tenido contacto directo con la tribu de la isla es el antropólogo indio Trilokinath Pandit, a quien un viernes 4 de enero, de un día como hoy, de hace veintisiete años, esto es de 1991, se le acercaban una treintena de indígenas (compuesto de hombres, mujeres y niños) que en actitud amistosa, recogían en la misma orilla aquellos cocos que desde los botes les arrojaban y que podemos ver en el siguiente enlace de un minuto y medio de duración; https://youtu.be/UwFT6Ndi7Xw.

Cierto es que Pandit había conseguido el mencionado resultado positivo gracias a un contacto progresivo y programado promovido por las mismas autoridades indias, que en 1996 determinaban establecer una zona de exclusión, alrededor de la isla, condenando los viajes a la misma, declarándolos ilegales y perseguibles penalmente como delitos, con el fin de preservar a sus habitantes de enfermedades sobre las que carecen de inmunidad alguna.

Aún así, y a pesar de esta prohición, en el mes de enero de 2006, dos pescadores, Pandit Tiwari y Sunder Raj, de cincuenta y dos y cuarenta y ocho años de edad, respectivamente, tratando de pescar cangrejos en sus costas, morían asesinados por sus habitantes.

El último suceso violento sucedió el pasado sábado 17 de noviembre de 2018, cuando el misionero estadounidense, natural de la localidad de Vancouver en Washington, de veintisiete años de edad, John Allen Chau, a pesar de haber sido advertido por los pescadores locales sobre la prohibición de aproximarse a aquella isla y haciendo caso omiso, trató de llevar a aquellas gentes la palabra de Dios, realizando el último tramo en solitario en canoa y encontrando allí mismo la muerte. En su última carta enviada a su familia les advertía de ser consciente del peligro que corría, -» por favor, no os enojéis con ellos ni con Dios si finalmente me matan»-.

 —»Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo….del miedo al cambio»— Octavio Paz  (Poeta y ensayista mexicano, Premio Nobel de literatura en 1990).

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