MARATÓNVAL

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29 de marzo……………………..y entonces sucedió que……………………………

…….……el general ateniense Milcíades evalúa todas las posibilidades. Sabe que en número (no llegan a los once mil soldados) son inferiores a las fuerzas persas desplegadas sobre la llanura de Maratón, que sobrepasan ampliamente los treinta mil, por lo que sorprendiendo con esta maniobra al propio ejército persa, decide salir a su encuentro y no esperarles en la misma ciudad de Atenas, situándose a cierta distancia cara a cara con las temidas huestes del general Datis, en aquellos tres mil metros cuadrados, que aquel septiembre, 490 años antes de Cristo, están a punto de cambiar el devenir de la historia.

Darío, rey de los persas, busca venganza contra la ciudad de Atenas, por haberse unido al griego Aristágoras de Mileto, en las denominadas “revueltas jónicas”, en su contra, nueve años antes, enviando un ejército a bordo de doscientos barcos que partiendo desde Cilicia y cruzando el mar Egeo habían atracado en la llanura de Maratón, a unos cuarenta kilómetros al norte de Atenas.

Los once mil atenienses, antes de partir hacia la planicie de Maratón, acuerdan, con los que allí se quedan, enviarles un emisario que les proporcione el resultado de la contienda, para que en el caso de producirse una posible derrota, los supervivientes que allí se resguardan, destruyan y quemen la ciudad, para auto inmolarse antes de caer presos y ser esclavizados.

Nadie hasta la fecha ha sido capaz de derrotar a los ejércitos del rey Darío, por lo que en un intento de solicitar ayuda, el general ateniense pide a Filípides, su mejor hombre del cuerpo de hemeródromos (soldado hoplita mensajero) que acuda corriendo hasta Esparta, ciudad estado enemistada, para hacer frente común contra el enemigo persa,  llegando este al día siguiente, recorriendo los casi 250 kilómetros que separan ambas ciudades en apenas día y medio.

Los espartiatas, declinan acudir de inmediato al encontrarse en las «carneas», unas fiestas religiosas de nueve días de duración en las que no pueden portar armas hasta la llegada de la nueva luna llena, por lo que, aseguran su presencia en cuanto su costumbre ancestral finalice y se lo permita (algo que sucedería pero siendo demasiado tarde).

Durante cinco días ambos ejércitos se estudian, sin querer ninguno perder el privilegio que supone luchar a la defensiva. En realidad ambos sopesan maniobras militares a la par que aguardan la llegada de refuerzos. Los atenienses en un momento determinado comprueban que la temible caballería persa no se encuentra en aquel páramo por lo que deciden asestarles un golpe definitivo por sus flancos, basándose en la velocidad de sus hoplitas, un hecho que acabará por desequilibrar la balanza en favor del lado griego.

La brillante maniobra de Milcíades, finalizada con un movimiento envolvente acabará provocando la baja de seis mil soldados persas de infantería. Es momento de avisar a los que aguardan noticias en Atenas, para lo cual, vuelven hacer uso de otro de sus veloces heródromos, Tersipo, que sin tiempo a descansar de la contienda realizada, parte a la carrera desde Maratón hasta la ciudad de Atenas, a la que llega sin detenerse al grito de Nike!, Nike! (Victoria! Victoria!) muriendo acto seguido como consecuencia del agotamiento.

Al margen de la controversia suscitada a través de los siglos por la identificación de los mensajeros (según algunos autores fue Filípides quien realizaría ambas carreras, a Esparta y Atenas) en 1896, en los Juegos Olímpicos, correspondientes a la I Olimpiada, del 6 al 15 de abril celebrados en Atenas, fue incluida una carrera inspirada en este suceso, llamada en su honor prueba de Maratón, en la que acabaría imponiéndose el heleno Spiridon Louis, al realizar los cuarenta kilómetros establecidos en un tiempo de 2 horas, 58 minutos y 50 segundos.

Dicha distancia sería ampliada, durante los cuartos Juegos celebrados en Londres en 1908, a los actuales 42 kilómetros y 195 metros, cuando Alejandra de Dinamarca la mujer del rey de Inglaterra Eduardo VII quiso que la carrera partiera desde la residencia habitual de los monarcas (desde el Castillo de Windsor), para que sus nietos pudieran ver el inicio de la misma.

El 29 de marzo, de un día como hoy, de 1981, nacía , impulsado por la Sociedad Deportiva Correcaminos (http://www.correcaminos.org/) el Maratón Popular de Valencia, que por su trazado y su climatología se ha ido convirtiendo en un referente en el mundo del deporte internacional. Ese mismo domingo 29 de marzo de 1981, nacía igualmente el de la ciudad de Londres.

El viernes 8 de octubre de 1982, el comandante de la RAF, John Foden junto a cuatro oficiales más, en un intento por demostrar la gesta de los 250 kilómetros realizada por Filípides, recogida por el historiador griego Heródoto, partían desde Atenas rumbo a Esparta, para cubrir el mismo trayecto recorrido en el tiempo descrito, de día y medio. Treinta horas y treinta minutos más tarde el oficial John Scholtens llegaba hasta la estatua dedicada a Leónidas en Esparta.  John Foden era el segundo en llegar, empleando para ello 37 horas y 37 minutos, y John McCarthy el tercero en un tiempo de 39 horas, demostrando la veracidad de la misma. Ese mismo día, nacía la prueba del “Spartahlon”.

Desde 2012 la Fundación Trinidad Alfonso https://fundaciontrinidadalfonso.org/ toma el testigo del impulso de la aludida prueba del Maratón de Valencia, llevándolo a ser uno de los más destacados eventos deportivos a nivel nacional e internacional, que desde entonces y durante el mes de noviembre tiene lugar.

Al año siguiente con los 2:07:14 del keniata Félix Kipkemoi se convertía en el maratón más rápido de la historia en suelo español. En enero de 2016, La IAAF, Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, le otorgaba la distinción Gold Label en reconocimiento a la citada prueba, considerada en la actualidad una de las mejores del mundo. https://www.valenciaciudaddelrunning.com/maraton/maraton/

Y así, de esta manera, se ha ido popularizando lo que en su día fue considerado como una gesta por aquellos que no dudaron en aceptar el desafío del momento, demostrando un valor y una entrega que a día de hoy, en cada carrera, se sigue honrando.

Como dijo Carl von Clausewitz, historiador y teórico militar prusiano, autor del tratado “De la guerra”; -“Por encima de todas las cosas, es el valor la primera cualidad de un guerrero”-. 

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