27 de diciembre……………………y entonces sucedió que……………………..
…………………….aquel malhumorado conductor de diligencias había llegado hasta la Costa Oeste norteamericana hacia finales de 1849, procedente, al parecer, desde algún lugar del estado de Massachusetts. Charley Parkhurst no era muy hablador, más bien todo lo contrario. A veces farfullaba palabras entrecortadas que se le mal entendían, mientras mascaba tabaco, algo que realizaba continuamente y que acabaría pasándole factura, treinta años más tarde, al fallecer víctima de un cáncer de lengua. De mediana estatura y complexión fuerte tenía la costumbre de llevar las manos siempre cubiertas por unos guantes (ya hiciera frío o calor) y utilizar pantalones muy anchos. Pero aparte de su rudo y tosco proceder, este avezado conductor de seis caballos pronto empezaría a ser reconocido por su buen hacer en toda la zona del valle de Sacramento.