¿QUIÉN MATÓ A DANA LEONTE?

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12 de junio……………………y entonces sucedió que……………………………..

…………………..Ingrid llega puntual, como de costumbre, sobre las tres para hacer su turno que empieza media hora más tarde, hasta las once y media de la noche. Detrás de la barra está comiendo la jefa con su novio. Lleva tan solo una semana trabajando en aquel bar, en el 22 de la calle el Conjunto El Carmen en Vélez-Málaga, y está encantada. Dana, de treinta y un años, antes de abrir esta cafetería, el DAnNA`S había trabajado como gerente en otras dos, por lo que conoce muy bien el negocio y sabe lo que se trae entre manos. Ha podido hacer frente al traspaso pedido porque Paco, Francisco Ortigosa, un amigo suyo le ha prestado (en metálico y en la compra de un vehículo) los cerca de trece mil euros que necesitaba.

Al acabar de comer, Sergio, su novio se despide de ellas y se va hacia su trabajo, un almacén de materiales de construcción de azulejos y pavimento de diseño y Dana, a comprar algunas cosas que hacen falta para el bar y de paso recargar su móvil y el de Ingrid.

Danyta lleva catorce años en España, desde que con dieciocho años recién cumplidos viniera desde su Vulcan natal, en Rumanía, a casi cinco horas de trayecto en coche al oeste de la capital, Bucarest. Mantiene una tormentosa relación sentimental con Sergio, con el que vive en la localidad de Arenas, a nueve kilómetros de Vélez-Málaga y con quien desde el mes de diciembre ha tenido una niña, Lucía. Una relación muy difícil llena de altibajos, en la que incluso en una ocasión se ha visto obligada a tener que llamar a la Guardia Civil y pedir una orden de alejamiento al acalorarse aquel más de la cuenta en una discusión.

De hecho, no solo es difícil su relación con el padre de su hija, sino también con toda la familia de este, y sobre todo con su “suegro y su cuñada” (el padre de Sergio y su hermana Eva).  Desde mayo del año pasado, unos y otros llevan interpuestas nueve denuncias cruzadas, por distintos motivos, amenazas, lesiones y diversos daños a la propiedad.

La relación de Sergio con su propia familia tampoco es que sea mucho mejor, lo cual no ayuda lo más mínimo a estabilizar la suya propia. En petit comité reconocen tenerle miedo, por su carácter violento. Su padre se ha llegado a querellar contra él acusándole de daños en una de sus propiedades agrícolas y en el pueblo es de sobra conocida la anécdota sucedida hace dieciséis años, de cuando el chico tenía los veintiuno, en el que el padre decía haber sorprendido a su hijo cavando en «El Rome», una parcela de su propiedad, una pequeña fosa, y que al preguntarle para qué la quería, sin alterarse, le contestase que era para “La Bicha”, una novia con la que salía, al parecer tras haberla visto con otros chicos.

La madre de Sergio también le tiene miedo. Contaba que hacía dos meses se presentaba alterado en su casa, amenazando con matar a su hermana Eva y a su marido y a todo aquel que se pusiera por delante, dando patadas, de manera violenta, al mobiliario.

Y tampoco se lleva bien con el hermano de Dana, Florín, con quien también en más de una ocasión ha tenido sus más y sus menos.

Sobre las cuatro y media de la tarde Dana llega a su casa de la localidad de Arenas, observando que la puerta de la cochera está forzada. Llama al 112 y nada más colgar a su novio para contárselo. Se le llevan los demonios, está harta. Está segura de quien ha podido ser, y así se lo hace saber a la patrulla que se persona en el lugar de los hechos, -“seguro que es el padre de Sergio”-, les dice. Su novio llega con el traje del trabajo, que incluye unas botas que a partir de ese mismo día, un 12 de junio, de un día como hoy, del año pasado, como a Dana, nadie volvería a ver.

Previendo estar ocupada varias horas, como así sería, con la declaración a la Guardia Civil, Dana se pone en contacto con Ana Isabel, la niñera de su hija, con la que queda sobre las cinco y tras abonarle cincuenta euros que le debía le avisa que irá a recoger más tarde de lo habitual a la niña, sobre las ocho.

Tras tomarle declaración y levantar acta de aquel asunto, los guardias sobre las siete y cuarto de la tarde abandonan la casa. Es en ese momento cuando Ingrid la llama para pedirle el número del proveedor de hielo y esta, tras facilitarle el número requerido, le comenta que tiene “un problemilla”. Según contará Sergio a los investigadores, a esa misma hora y sin cambiarse de ropa se acercará hasta Vélez-Málaga, al Polígono La Pañoleta, “buscando la furgona de su cuñado”, algo que la geolocalización de los repetidores de su móvil posteriormente desmentirían, constatando que en ningún momento este abandona la localidad de Arenas.

Dónde estuvo Sergio, desde las siete hasta las ocho de aquella tarde del miércoles 12 de junio, se convertirá en la cuestión principal a resolver en el caso de la desaparición de Dana Leonte, porque sobre las ocho, sí que sería visto en el bar Alhambra donde habitualmente solía llevarse dos cafés con leche (uno para él y otro para Dana), pero que esa tarde, Antonio y María Ángeles, los dueños del aludido bar asegurarían que Sergio solo se había llevado uno.

Alrededor de las nueve de la noche la niñera recibe un WhatsApp, desde el teléfono de Dana, comunicándole que irá Sergio a recoger a la niña. Le llama la atención la forma en la que está escrito el mensaje, con abreviaturas y muchas faltas de ortografía, algo que Dana nunca hace.

Para justificar su ausencia Sergio mostrará a los investigadores un mensaje de Dana, sobre la misma hora, en el que le transmite sentirse angustiada. Un mensaje que de igual forma presentará numerosas faltas de ortografía;  -“nesesito ablar contigo, el que me prestó el coche me tiene amenazada, día tras día, me prestó un poco de dinero y aora lo kiere ya, porque la mujer SA encelaodo”- (un mensaje que despertará las sospechas de los investigadores en el propio Sergio Ruiz).

Este iría a recoger a la niña sobre las once de la noche, y según declararía la niñera Ana Isabel Rodríguez, no se presentó vestido con la ropa del trabajo, sino con calzado deportivo, bien duchado y con el pelo engominado, algo que le llamó poderosamente la atención, y posteriormente la de los mismos investigadores, ya que según su propia versión, en declaración efectuada ese mismo día, no le había dado tiempo a pasar por casa.

Sergio Ruiz García, alegaría en la comandancia de la Guardia Civil, dos días más tarde, el viernes 14 de junio que llevaba sin ver a Dana desde hacía dos días aunque le constaba que al día siguiente de su desaparición, ella había pasado por casa, cuando él estaba trabajando, para recoger algunas de sus pertenencias, ropa y mil doscientos euros para marcharse en autobús hacia Rumanía, acuciada, al parecer por la presión que el prestamista le estaba dando. Entre otras versiones, porque también contaría que se había ido con otro e incluso que había de por medio un sargento de la Guardia Civil que al parecer, estaba loquito por ella.

Tres meses más tarde, el 24 de septiembre de 2019 un perro adiestrado localizaba un fémur humano en un campo del municipio de Arenas, que remitido al Instituto de Medicina Legal de Málaga, determinaba pertenecer a la desaparecida, procediéndose el día 28 mediante auto judicial, el ingreso en prisión de Sergio Ruiz como presunto autor material de este crimen, fijándose una fianza de 27.000 euros que posteriormente a petición de su abogado acabaría siendo rebajada.

Hace cuatro meses, La Audiencia Provincial de Málaga concedía la libertad de Sergio Ruiz tras abonar la fianza correspondiente, pagada por su familia, quedando el presunto asesino de Dana Leonte, que sigue defendiendo su inocencia, a la espera del correspondiente juicio.

……..en cierta ocasión contaba Voltaire;

-“En 1725 vi a cuatro salvajes traídos desde el Mississippi a Fontainbleau. Había entre ellos una mujer de color ceniciento; le pregunté por medio del intérprete que les acompañaba si había comido alguna vez carne humana; Me respondió que sí, como si se tratase de una pregunta corriente. Esta atrocidad, tan repulsiva para nuestra naturaleza, es sin embargo mucho menos cruel que el asesinato. La verdadera barbarie es matar, y no disputar el muerto a los gusanos.”-

Pues eso…quien haya cometido semejante barbarie, que la pague…

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