6 de enero……………………………….y entonces sucedió que………………………..
……en la antigua Roma a finales del mes de diciembre y principios del actual mes de enero se celebraban, en honor a Saturno, dios de las cosechas y de la agricultura, las fiestas saturnales, poniéndose así, fin a la temporada de los trabajos realizados en el campo. Era por aquel entonces tradición en dicha celebración elaborar una especie de torta a base de frutos secos, dátiles e higos en la que se colocaba oculta en su interior un haba, augurando a quien la encontraba un año entero de felicidad, rompiendo de este modo una vieja tradición ancestral que asociaba dicha legumbre con señales propias de un mal augurio.
Para los sacerdotes egipcios mirar directamente a las habas, era sinónimo de infortunio y desgracia, y siglos más tarde, en Grecia, Pitágoras, declararía sentir verdadera aversión por ellas. Cuentan que en cierta ocasión, huyendo de sus enemigos se quedaba paralizado al encontrarse frente a un campo de estas plantas herbáceas, en Metaponto, siendo capturado al negarse a dar un solo paso para cruzarlo, al tiempo que decía en voz alta, -“por ahí no”-.
Con el transcurso del tiempo la tradición cristiana convertiría estas fiestas paganas en símbolo religioso, haciéndola coincidir con la Epifanía del Señor, en un día como hoy, 6 de enero, Día de los Reyes Magos.
Fue en Francia donde quizás más arraigo acabaría teniendo esta celebración cristiana, en el que cada 6 de enero se festejaba esta con la ingesta de una tarta, dirigida especialmente a los niños y en la que, como en aquellas fiestas saturnales, encontrar el haba escondida otorgaba a su descubridor el título de «El rey del haba» (Le Roi de la Fave), adquiriendo durante todo el día el derecho de ser agasajado con mimos y regalos.
En Navarra, tal y como recoge Julio Caro Baroja en su obra “Los Vascos”, con la llegada a la corte de la dinastía de los Teobaldos, Teobaldo I “el Trovador”, rey desde 1234, al ser hijo de Blanca de Navarra, hermana de Sancho VII y por tanto sobrino de aquel, instauraban, allá por 1381, aquella tradición de la coronación del rey de la faba (Fabaren Erregea), en el que reunían, el día de la Epifanía del Señor, a un grupo de niños pobres en palacio invitándoles a comer un pastel en el que discretamente oculta se hallaba esta semilla oblonga y aplastada. Aquel que tenía la dicha de encontrarla era coronado rey por aquel día.
Anexionada Navarra al reino de Castilla la receta de aquel dulce pasaría a manos de los futuros monarcas españoles. De hecho, Francisco Martínez Montiño, el que fuera cocinero de los reyes Felipe II, Felipe III y Felipe IV, dejaría constancia de la receta en su “Arte de Cocina, pastelería, bizcochería y conservería”.
Dicen que fue, durante el reinado del rey de Francia Luis XV, en 1705, con cinco años de edad, cuando su cocinero jefe queriendo darle una sorpresa a su Majestad escondía deliberadamente dentro de aquel pastel, el llamado “gateau de roi”, una moneda de oro, convirtiendo a la pobre haba, desde aquel entonces, en la parte menos agraciada de aquel, pues su hallazgo ya no era señal de buen augurio, sino que con el devenir de los años se acabaría convirtiendo en aquel que debería correr con sus gastos.
Instaurada la dinastía Borbón en España con Felipe V, nieto de Luis XIV y tío de Luis XV, traía consigo esta costumbre, comenzando a llamar a este postre, por su forma, “Roscón de reyes”, cubriendo la masa de aquel con frutas escarchadas simbolizando los colores de las piedras preciosas que portaban Los Reyes de Oriente en su visita a Belén.
En Valencia sin embargo era tradición desde tiempos de Jaime I, durante el Día de Reyes, que los padrinos regalasen a sus ahijados un dulce con forma de rosca o serpiente, de una masa, conformada a base de clara de huevo, almendra, azúcar, limón y canela, rellena de boniato, calabaza confitada o yema, conocida como “La Casca”, cuya cuna se sitúa principalmente en la comarca de la Safor, y más concretamente en Gandía.
Este dulce venía presentado cuidadosamente en cajas de cartón ilustradas a mano que nunca se desechaban ya que eran un legado que se transmitía de generación en generación.
Las primeras obras que hacen referencia a la Casca datan del siglo XV. El escritor valenciano Jaime Roig citaba en 1460 el oficio de las “casqueteras” que vendían este dulce por las calles de Valencia, junto a las tradicionales también “bunyoleras”.
En 1899, el 4 de enero, el periódico Levante, publicaba que el confitero valenciano Eugenio Burriel desde su pastelería, ubicada en el número 1 de la plaza de la Reina, introducía un nuevo postre, de origen francés, que era costumbre en algunas ciudades españolas, para el Día de Reyes, señalando que escondida en su interior hay un haba para que el que la encuentre tenga que realizar una “fina demostración de simpatía a los concurrentes”.
La irrupción de este «roscón» fue ganando paulatinamente protagonismo desplazando a la tradicional Casca, si bien, a lo largo de toda la Comunidad se sigue elaborando, para dicho día, en numerosas confiterías y pastelerías como en Vinalesa, Gandia, Denia, Sueca, Albalat dels Sorells, Alzira, Onda, Meliana, Vilafamés, Castellón, Benicarló y por supuesto en la ciudad de Valencia.
Una de estas, en Valencia, «la Rosa de Jericó«, fundada en 1890 la elabora con unos moldes especiales de nogal que cuentan con más de un siglo de antigüedad. No es el de Carlos Jericó, cuarta generación de pasteleros, el único lugar donde poder adquirir este sabroso y singular dulce en un día tan señalado, pues podemos encontrarlo en la pastelería Cuenca de la avenida de Blasco Ibáñez 33, el Horno de Vicente García en antic Regne 6, Monpla de la calle Pizarro nº 32, Horno de las Comedias en el carrer de les Comèdies nº11, La Tahona del Abuelo en la plaza de España nº1, Dulces Martín en el nº 18 de la calle Xàtiva, o en el Forn San Pablo del 25 de la avda. del Oeste, que siguen a día de hoy dedicándole con mimo su artesanal elaboración.
Feliz Día de Reyes. Bien sea con “La Casca” o “el Roscón”. Y en este último caso, como bien dicen sus instrucciones;
-“Este postre pagarás, si es el haba lo encontrado, si es la figura lo hallado serás rey coronado”-