EL ADIÓS DE KOBE BRYANT.-

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27 de enero…………………………y entonces sucedió que…………………………….

…todos los días se levanta con algún tipo de dolor. No hay día que no sienta alguna molestia, por pequeña que sea, en alguna parte de su cuerpo, de casi dos metros de altura. Es lo que tiene haberse dedicado durante algo más de veinte años al deporte de élite, como él, al máximo nivel, desde aquel 3 de noviembre, de 1996, cuando daba el salto directamente, desde el instituto «Lower Marion» de Philadelphia, sin pasar por la Universidad, a la NBA (National Basketball Association).

Aquel día, con apenas dieciocho años y dos meses Kobe Bryant se convertía en el debutante más joven, por aquel entonces, en jugar un partido oficial, con la franquicia angelina de los Lakers, contra los Timberwolves, sin que nadie aquella noche pudiera llegar a imaginar la clase de jugador en la que acabaría convirtiéndose, hasta el 13 de abril de 2016, cuando decidía poner fin a tan exitosa carrera, habiendo conseguido, además de numerosísimos premios a título individual, cinco anillos de campeón y dos medallas de oro olímpicas.

La lesión de 2013, rompiéndose el tendón de Aquiles, en un enfrentamiento contra los Warriors, la más grave de toda su carrera, parecía poner el punto final a aquella, pero con una determinación y valentía fuera de lo normal, a sus treinta y cinco años, lograba sobreponerse y continuar agrandando su leyenda durante casi tres años más.

Está casado con Vanessa desde 2001 con quien tiene cuatro hijas, Natalia, Gianna (Gigi), Bianka y Capri Kobe (Koko), de siete meses. Es Gianna, de trece años, la que ha desarrollado su pasión por el baloncesto. Dicen que juega muy bien en el equipo de la academia “Mamba Sports Center” que Kobe ha fundado en Santa Mónica.

Lleva este centro el apodo que el mismo Kobe elegía para sí, ‘Black Mamba’ tomándolo de la película «Kill Bill», de Quentin Tarantino, en la que uno de los asesinos recurría a una «mamba negra» para acabar con la vida de sus enemigos. Una serpiente rápida, certera y letal en sus movimientos. No eran buenos tiempos a nivel personal, aquellos días de 2003, cuando era acusado de un delito cuyos cargos posteriormente acabarían siendo retirados, pero que afectarían y mucho a su vida privada, por lo que empezó a llamarse de esa forma tratando de separar su vida privada, de su imagen pública, esto es, la persona del personaje.

El alto nivel de exigencia profesional ocupa gran parte de su rutina diaria, entre entrenamientos, sponsors y numerosos actos publicitarios que junto a los traslados y viajes los días de partido, le restan mucho tiempo de su vida familiar, y Kobe es ante todo un hombre muy familiar que necesita estar en compañía de su mujer e hijas.

Una tarde después de entrenar y atender a los medios se dirigía en coche a la escuela de su hija Gigi, la Harbor Day School, a unos setenta kilómetros, para asistir a una función teatral en la que ella era una de las protagonistas, quedándose atascado, en uno de aquellos típicos embotellamientos de la ciudad de Los Ángeles, que le impedía llegar a tiempo. Aquello fue lo que acabó convenciéndole para buscar una alternativa a sus desplazamientos y poder estar mucho más presente en la vida de sus hijas que se daba cuenta que crecían muy deprisa.

En ocasiones el triunfo y éxito a nivel profesional conlleva ciertas renuncias en el aspecto familiar y personal, y él no estaba dispuesto a eso, para lo cual, tras barajar varias opciones, decidía comprarse un helicóptero.

El elegido fue un Sikorsky S-76, fabricado en 1991, con matrícula N72EX, de dos motores, de excelente eficiencia, muy manejable, capaz de volar con cualquier tiempo atmosférico y de sostenerse en el aire incluso con fuertes vientos cruzados y con el tren de aterrizaje retráctil. Un aparato que puede alcanzar los 300 km/h, con un techo de vuelo de 4.200 metros y un alcance de 760 Kms, sin duda, el ideal para poder acudir a entrenar o jugar los días de partido al Staples Center (después llamado el Crypto.com Arena), de la avenida Figueroa de Los Ángeles y ahorrarse esas casi dos horas de viaje, de ida y vuelta, y poder estar mucho más tiempo con las niñas, siendo durante los siguientes diez años, aquel, su habitual medio de transporte.

El sábado 25 de enero de 2020, Kobe avisa a su piloto para que tenga el helicóptero preparado para el día siguiente, domingo 26, al tener Gigi partido, en el Mamba Sports, esa misma mañana, temprano. Al amanecer las condiciones meteorológicas no son las más favorables para realizar un vuelo de esas características. A las nueve de la mañana los termómetros marcan unos 9ºC con densa niebla y poca visibilidad a lo largo de toda la costa californiana, algo habitual por otra parte durante esta época del año.

Condiciones climatológicas de niebla espesa acompañada de nubes bajas, en las que incluso la policía y compañías de turismo decidían suspender sus vuelos, dejando sus aparatos en tierra, pero Ara Zobayan, algo presionado no queriendo decepcionar a quien, además de cliente es su amigo, a pesar de todo, decidía continuar con aquel plan previsto sintiéndose capacitado para ello, de hecho, con sus más de ocho mil horas de vuelo, es sin duda, un piloto que se encuentra más que preparado. 

Un viaje que por carretera, partiendo desde el condado de Orange en el que vive Kobe, hasta el de Ventura, en Thousand Oaks, en Santa Mónica, lugar donde se encuentra la Mamba Sports Academy, en el 1011 del Bulevar de Rancho Conejo, por la Interestatal 5 N, a 138 km de distancia, bien podría suponer un mínimo de un trayecto de hora y media en coche, cuando por aire se reducía aquel a la mitad.

Gigi invita a dos amigas suyas, Alyssa Altobelli compañera en el mismo equipo (a la que acompañan sus padres, Keri y John), y Payton Chester (que viaja con su madre, Sarah). Junto a ellos a bordo también va la entrenadora de baloncesto del centro de Kobe, Christina Mauser, que en un principio iba a acudir con su hija Penny, amiga de Gigi también, pero que a última hora decidía quedarse en casa.

A las nueve y seis de la mañana, partían desde el aeropuerto John Wayne, estrellándose poco antes de las diez, cerca de San Fernando, en una zona montañosa de Las Vírgenes Road en Calabasas, ciudad al noroeste de Los Ángeles, perdiendo la vida todos sus ocupantes.

El 27 de enero, de un día como hoy, de hace tres años, se daban los nombres de los nueve integrantes, así como la hipotética causa del trágico accidente, que meses más tarde, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) confirmaría, a través de su presidente, Robert Sumwalt, siendo esta debida, al parecer, a la desorientación del piloto al volar hacia una pared de nubes, experimentando lo que se conoce como «ilusión gravitacional», esto es, la falsa sensación de llevar un movimiento ascendente cuando se está realizando el opuesto en realidad.

Descansen en paz.

-“Hay noches en las que me presento en la arena y pienso, tengo dudas, me duele la espalda, los pies, las rodillas. No sé si lo lograré. Todos tenemos dudas, pero no las niegas. Tampoco te rindes ante ellas. Las aceptas»-. [Kobe Bryant]

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