TE LO CUENTO YO… QUE ELLA NO PUEDE

17-7

17 de marzo……………………………y entonces sucedió que…………………………..

……una mañana cualquiera María José recibía un mensaje, a través de su Facebook, de Juanma, un antiguo novio que había tenido en su época de estudiante en aquel colegio de San Sebastián de los Reyes, cuando ambos cursaban COU. No había vuelto a tener noticias de él desde entonces. No parecía estar pasando por un buen momento, o eso era lo que le decía, y tras intercambiar varios mensajes, decidían quedar para verse, tomar un café y ponerse al día.

Se citaban en un bar del centro. Al verlo, efectivamente era evidente que las cosas no le iban del todo bien, a aquel que en su día, la había enamorado como a la colegiala que había sido. No tenía buen aspecto, presentándose bastante desmejorado y algo demacrado.

Ella le contaba que había hecho la carrera de ingeniería informática y que le iba muy bien, tanto a nivel personal como profesional. Se había casado con José Manuel y tenía dos hijos, Ana y Nacho. Él, por su parte, le decía que no había tenido tanta suerte. Había hecho pequeños trabajos en la hostelería, primero como cocinero en un bar y después regentando el suyo propio con el que lo había perdido todo. Separado, tenía un hijo que apenas veía, de una relación que había durado muy poco, y llevaba varias semanas sin ingresos, comiendo de lo que encontraba y recogía en los contenedores.

Afectada por lo sucedido María José hablaba con su marido para ayudar a Juanma, el cual aceptaba que se quedara, temporalmente, con ellos, en su casa en Tres Cantos. No fueron más que un par de semanas lo que estuvo con ellos, lo suficiente para que las cosas entre ellos, empezaran a torcerse. Hasta que un día, aquel, tal y como había venido, se marchó y pocos meses después, María José y José Manuel se separaban.

No tardaría mucho María José en marcharse al piso que tenía Juanma, en el número 2 de la calle Islas Bermudas, del distrito madrileño de Fuencarral-El Pardo, y no tardaría, tampoco mucho en darse cuenta, que el buen talante y las buenas palabras de su otra vez novio, se transformarían rápidamente en desprecios, tiranteces, gritos e insultos y unos celos que convertirían aquella relación en asfixiante.

Los fines de semana que le tocaba quedarse con los niños acabarían siendo, a las primeras de cambio, una auténtica pesadilla para los tres. Las malas maneras, los gritos e insultos fueron cada vez más habituales. Una tarde a Juanma se le iba la mano y le daba un bofetón a Ana, la hija de María José, que se escapaba de casa acudiendo a su padre al que le contaba lo sucedido, que nada más tener noticias de aquello, la acompañaba al cuartelillo de la Guardia Civil para interponer una denuncia.

Al día siguiente tuvieron uno de esos de los que se llaman “juicios rápidos”. Allí acudía Juanma acompañado por una más que asustada María José que declaraba en contra del testimonio de su propia hija, “negando los hechos”. Luego, para disculparse, le contaría que podrían haberlo metido en la cárcel, un año, por aquella “tontería”. Pero Ana, ya no quiso volver a convivir en el mismo sitio con aquel sujeto.

Aislada de sus amigas, de sus compañeros de trabajo, de sus familiares y de sus hijos María José entendía que no podía, ni debía, continuar con aquella relación, a la que echándole valor, ponía fin en el mes de agosto de 2013. Pero aquel, no se lo iba a poner nada fácil.

Cada día le enviaba incesantemente mensajes por WhatsApp, tratando de continuar ejerciendo un control sobre ella que parecía no tener fin. No había día que no recibiera una llamada insultándola o amenazándola. De nada parecía servir lo que ella le decía, advirtiéndole que no quería volver a estar más con él: –“No te quiero. Aposté por ti y casi pierdo a mi hija”–, –“Déjame ya”–, –“Me estás haciendo mucho daño”–, son algunos de los mensajes que ella le enviaba tratando que aquel la dejara tranquila.

Desde agosto hasta diciembre la pesadilla parece no tener fin. Da igual que lo bloquee siempre vuelve a aparecer con otro perfil de Facebook, diferente o con otro número de teléfono.

Durante las navidades un rayo de esperanza se vislumbra en la lejanía. Los mensajes de Juan Manuel parecen remitir, y ella acaba de conocer a alguien que se porta muy bien con ella y al que sus hijos parecen haber aceptado y que acabarían adorando.

El martes 11 de marzo, sintiéndose liberada escribía en su Twitter; -“¡Que malos son los celos!. ¡Por fin tranquilidad!, ¡que descanso!”-, y el viernes de esa misma semana añadía; “Te fallan, te duele, perdonas. Te fallan, te duele, perdonas. Así hasta que un día te cansas y te pierden”.

El domingo 16 de marzo mientras María José llevaba a sus hijos a la casa de Tres Cantos, la de su ex marido, recibía una llamada que le helaba la sangre. Su hija al ver quien era le pedía que no lo cogiera, pero ella, temblorosa acaba atendiendo la llamada. Era Juanma pidiéndole que fuera a verle, que si no lo hacía se quitaría la vida, que al menos fuera a por el perro antes de suicidarse porque si no lo acabaría matando.

Ana sale del coche gritando, –“¡mamá, si vas a verle, no vuelvas a por mí!”–.

El 17 de marzo, de un día como hoy, de hace nueve años, era encontrado el cuerpo sin vida de María José Sánchez Carrasco, en el domicilio de su ex pareja. Había sido asesinada con un cuchillo de cocina de una hoja de 20 cm. Era, a sus cuarenta y nueve años, la segunda víctima por violencia de género de 2014.

Dos años más tarde, la Audiencia Provincial de Madrid, condenaba a Juan Manuel García Casado a quince años de prisión por aquel asesinato con alevosía. El 26 de marzo de 2018, cuatro años más tarde, Juanma moría en prisión.

Ese mismo año Ana había empezado a estudiar Derecho en la Francisco de Vitoria de Pozuelo. El primer día de clase, uno de los profesores, sentándoles formando un círculo, les invitaba a que compartieran algún momento de sus vidas que los hubiera moldeado como personas. Ana Barón Sánchez decía; -“Un día mi madre escribió en un tuit. ¡Déjame, no quiero saber nada más de ti!. Dos semanas más tarde moría asesinada a manos del que había sido su pareja”–, lo cuento yo, que ella no puede.

-“Deja ir a la gente que no está lista para amarte. Es lo más difícil que tendrás que hacer en tu vida pero también será lo más importante”- [Anthony Hopkins]

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