«ZAPATILLAS» Y «MEDALLAS»

5M

5 de mayo……………………………..y entonces sucedió que…………………………….

……..toda la ciudad de Estocolmo estaba preparada para la inauguración de aquellos Juegos Olímpicos, también llamados “los de la Quinta Olimpiada”, previstos para el 5 de mayo, de un día como hoy, de 1912.

Allí se darían cita más de dos mil cuatrocientos atletas en representación de veintiocho países, seis más que en los anteriores, los realizados en Londres, recordados todavía por aquel lema del barón Pierre de Coubertin de -«lo importante no es ganar sino participar»-, siendo en esta ocasión además, los primeros en contar con deportistas asiáticos y la realización de dos pruebas novedosas, el Pentatlón y Decatlón, en las que destacaba, sobre el resto de participantes, el norteamericano Jim Thorpe.

Jacobus Franciscus Thorpe, al que todos llaman “Jim”, era el séptimo de los doce hijos que había tenido el matrimonio habido entre Hiram y su mujer Charlotte, de una familia mestiza, por parte paterna con raíces irlandesa e india (de la tribu de los Sauk) y por parte materna de ascendencia francesa y nativa americana de los Potawatomi.

Jim había sabido sobreponerse a las adversidades, desde muy temprana edad, primero con la muerte de su hermano gemelo, Charles, y poco tiempo después, en apenas tres años, la de sus padres, dejándolo huérfano cuando contaba tan solo diez años de edad.

Con unas cualidades naturales extraordinarias creció practicando todos los deportes que a lo largo de su vida fue conociendo. Baloncesto, balonmano, béisbol, boxeo, hockey sobre hielo, lacrosse, natación, tenis y por supuesto fútbol y lo mejor de todo, sin dedicar tiempo a una mínima preparación, al haber nacido con el don innato de poder realizar cualquier actividad que se propusiera.

Fue reclutado por la escuela de Carlisle, la del condado de Cumberland en Pensilvania, cuando cierta mañana observando a un grupo de deportistas que estaba efectuando saltos, en un momento en el que el listón estaba situado a una considerable altura, sin pensárselo dos veces, tal y como iba vestido, con ropa de calle, salía corriendo hacia el saltómetro, dando tal brinco, que sobrepasaba con creces aquel, dejando asombrados a todos los allí presentes, siendo, en aquel mismo instante, incorporado al equipo por el entrenador para competir las series clasificatorias que configurarían el equipo nacional en representación de los Estados Unidos para las aludidas Olimpiadas de Suecia.

Por su capacidad excepcional y natural acabaría siendo llamado a participar en aquellas dos novedosas pruebas, del Decatlón y el Pentatlón. El New York Times se hacía eco de esta nueva incorporación señalando, de forma no muy elegante: «Indio Thorpe en Olimpíadas. Piel roja de Carlisle competirá en el equipo estadounidense».

El Decatlón estaba previsto que diera su inicio el día 13 de julio. Veintinueve superhombres, dispuestos a demostrar al mundo entero quien era el atleta más completo tras diez pruebas que deberían ser disputadas durante tres días consecutivos y de los que solo nueve de aquellos acabarían las mismas.

El sábado por la mañana, dos horas antes de dar comienzo aquella, Jim no encuentra su par de zapatillas de competición. Al parecer, alguien “amigo de lo ajeno” había dejado al atleta sin sus preciadas y únicas deportivas. Busca y pregunta pero nadie ha visto nada. Durante aquellas dos horas, sin éxito, acabará pidiendo que alguien le preste unas, pero nadie está dispuesto a ofrecerle las suyas.

Sin darse por vencido busca incluso en los cubos de la basura del complejo, encontrando en uno de aquellos, una vieja zapatilla, perteneciente a algún atleta que ya ha abandonado la villa olímpica, de un número más pequeño que el suyo. En un golpe de suerte, empeñado en encontrar el otro par que hace juego con aquella, aparece otra distinta, con un número diferente, un poco más grande. Y así, calzado con una que le aprieta el pie y con otra que le queda un poco más holgada y para la cual necesita de un juego extra de calcetines, Jim Thorpe salía a la pista del «Stockholm Olympic Stadium» dispuesto a realizar las pruebas, ante los cerca de 32.000 espectadores que se dieron cita aquel día, sin perder la compostura.

Venció en el Decatlón y también en el Pentatlón, con sendas medallas de oro, siendo sus registros de tal nivel que con los mismos resultados hubiera ganado las dos ediciones Olímpicas siguientes, las celebradas en Amberes 1920 y París 1924 (No hubo Olimpiada en 1916 al haber dado comienzo la Primera Guerra Mundial). El rey Gustavo V de Suecia al hacer entrega de las medallas al atleta le dijo; “Es usted el atleta más grande del mundo”—.

Al año siguiente, en 1913, el periódico Telegram & Gazette, de Worcester, Massachusetts, editado por la empresa dueña del The New York Times, realizaba una publicación según la cual Thorpe había recibido dinero por jugar al béisbol entre 1909 y 1910. El diario acusaba a Thorpe de haber cobrado 2 dólares por partido, lo cual equivaldría actualmente a unos 50 dólares. Motivo por el que el Comité Olímpico Internacional despojaría de sus dos medallas al atleta, ya que estos no podían ser profesionales.

Triunfó en  la NFL siendo reconocido como un extraordinario jugador de fútbol americano.

Desposeído de sus trofeos y honores Jim Thorpe se pasaría toda su vida reclamándolos. El día de su muerte, el 28 de marzo de 1953, las últimas palabras que pronunció fueron, «devolvedme mis medallas».

Tuvieron que pasar más de treinta años para que el “Comité Olímpico Internacional (COI) presidido por aquel entonces por el español, Juan Antonio Samaranch le devolviera, en 1984, en una ceremonia celebrada en Los Ángeles, a la cual asistieron dos de sus ocho hijos, sus dos medallas.  Historia, que serviría de argumento para la película, «Jim Thorpe, el declive de un campeón» (1951), interpretada por el actor Burt Lancaster dirigida por Michael Curtiz.

Ya lo dijo Séneca;

—“No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba”­—.

Jim Thorpe fue un hombre «muy afortunado».

Y tú… ¿qué habrías hecho si hubieran desaparecido tus zapatillas?.

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